sábado, 5 de febrero de 2011

Serenata Nocturna

El animal trepó habilidosamente por la encina que había en la parte de atrás de la casa, justo entre el pequeño porche, empapado por la intensa lluvia que había caído a lo largo de toda la semana, y la avenida que comunicaba aquella extraña urbanización con el centro de la ciudad. Avanzó con tino por una de las ramas, acercándose de esta manera a la pared norte del edificio, y de un salto se colocó encima del garaje anexo a la vivienda, estando así a unos pocos metros de su objetivo. Continuó con su curiosa marcha y pegó el último brinco; tras varios días de ausencia, había regresado a aquel tejado de oscura pizarra que tantas veces había servido como improvisado punto de reunión. Y allí estaba de nuevo aquella sombra, la nocturna silueta del enjuto felino que se convertía en compañero de tejado en las frías y húmedas noches de la ciudad gallega.

Despacio, muy despacio, se encaramó a lo alto de la cubierta y se colocó al lado de la peculiar criatura. Aún sin saber por qué, aquel ambiente le resultaba embriagador; le hipnotizaba contemplar los tejados del resto de casas de la urbe, por supuesto, en compañía del extraño animal en el que tantas veces había pensado. No recordaba la primera vez que lo había visto, para su mente siempre se encontraba de la misma manera: dirigiendo su mirada perdida a las calles de la villa. Jamás había hablado con él, y no le hacía falta; además, seguramente eso rompería la singular magia que se había forjado entre los dos seres. Giró la cabeza y volvió a mirarle: allí seguía, con los ojos puestos en la enorme luna que alumbraba el cielo de la ciudad, por primera vez sin nubes desde solamente dios sabe cuanto tiempo. No tenía ni idea de lo que pasaba por la cabeza del delicado animal, ni siquiera de si lo volvería a ver cuando regresara en la siguiente excursión nocturna. Pero de lo que sí estaba seguro es que en ese momento, aún pudiendo ser mejorado de alguna manera, él era el ser más afortunado de todos los que vivían bajo las estrellas.