viernes, 9 de diciembre de 2011

El llanto de las camelias

Un rastro que gasta, pero no acecha
una página en blanco que ya está hecha
el calor de una luz que aún no brilla
la brecha que un alud abrió sin prisa
lo romántico del juez que se condena
por robar del cielo su luna llena
el lamento del mar que gimió asustado
el fruto de un árbol envenenado
la pasión oculta de los albores
que el poeta versó con mil colores
el azul del cielo un día nublado
cuando el sol se derrite desesperado
al sentir el aire que respiraba
cubrir las noches en otra almohada
al llorar sin alma por las esquinas
quitándole a un pétalo las espinas.